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Perfil de los encuestados y encuestadas


En este pasaje queremos hacer una breve referencia al perfil de los encuestados y encuestadas, mismo que irá desglosándose a lo largo del libro cuando hagamos alusión a sus respuestas vertidas en la encuesta. Por lo tanto apuntaremos cuatro aspectos: sus datos generales —en sentido demográfico y económico—; su percepción sobre la situación económica del país; su lugar de procedencia y el de su ascendencia, y el cómo se reconocen (blancos, mestizos, indígenas o negros).

Los entrevistados son en su mayoría hombres, 51.9 por ciento; mientras que las mujeres conforman 48.1 por ciento. En promedio tienen 38 años cumplidos. Sabe leer y escribir un recado 95.7 por ciento; mientras que 4.3 indicó que no. El último grado cursado para los entrevistados se muestra en la gráfica 1.4

Gráfica 1

Fuente: Encuesta Nacional de Indígenas, Los mexicanos vistos por sí mismos. Los grandes temas nacionales, México, Área de Investigación Aplicada y Opinión, iij-unam, 2015.

Por su parte, 82 por ciento refiere que actualmente no asiste a la escuela, mientras que 17.9 contestó que sí. En cuanto al estado civil, los entrevistados se agruparon de la siguiente manera: 44.1 por ciento afirmó estar casada o casado; 26.7, soltero; en unión libre, 17.7 por ciento; 4.7 contestó que era viudo; 3.4 que estaba separado; 2.9 divorciado; mientras que 0.2 dijo que no sabe, y 0.3 no contestó. En cuanto a las labores que hicieron la semana pasada destaca que 40.8 por ciento trabajó para obtener ingresos; 30.8 se dedicó a quehaceres del hogar; 12.9 estudió, y 5.6 por ciento estaba jubilado. En relación con el empleo, 34 por ciento refirió que el oficio desempeñado, al menos la semana pasada, estaba relacionado con ser “comerciantes, vendedores y similares”, por lo que la industria del comercio fue la opción más alta (32.8 por ciento) cuando se les cuestionó sobre a qué se dedicaba la empresa o institución para la cual habían trabajado (véase gráfica 2).

Gráfica 2

Fuente: Encuesta Nacional de Indígenas, Los mexicanos vistos por sí mismos. Los grandes temas nacionales, México, Área de Investigación Aplicada y Opinión, iij-unam, 2015.

La mayoría, 57.5 por ciento, se consignó como trabajador a sueldo fijo; mientras que 26.7 por ciento contestó que era trabajador por su cuenta, lo cual es importante destacar. En cuanto al pago de las labores, las tres respuestas más altas dadas por los entrevistados afirmaban que sus ingresos eran semanales (42 por ciento), quincenales (29.3 por ciento) y diarios (17.1 por ciento). En cuanto al ingreso personal (véase gráfica 3) y para el ingreso familiar (véase gráfica 4) se obtuvieron los siguientes resultados:

Gráfica 3

Fuente: Encuesta Nacional de Indígenas, Los mexicanos vistos por sí mismos. Los grandes temas nacionales, México, Área de Investigación Aplicada y Opinión, iij-unam, 2015.

Gráfica 4

Fuente: Encuesta Nacional de Indígenas, Los mexicanos vistos por sí mismos. Los grandes temas nacionales, México, Área de Investigación Aplicada y Opinión, iij-unam, 2015.

En cuanto a la opinión sobre la situación económica se les preguntó: Comparada con la situación económica que tenía el país hace un año, ¿cómo diría usted que es la situación actual del país: mejor o peor? (véase gráfica 5).5

Gráfica 5

Fuente: Encuesta Nacional de Indígenas, Los mexicanos vistos por sí mismos. Los grandes temas nacionales, México, Área de Investigación Aplicada y Opinión, iij-unam, 2015.

En este sentido, a la población encuestada se le solicitó una evaluación de la situación del país, específicamente sobre la económica; así, en comparación con el año anterior, ésta fue evaluada por 21.7 por ciento de los entrevistados entre “mejor” e “igual de buena”. Cabe aclarar que esta última fue mencionada espontáneamente por 14.1 por ciento, lo que supone una visión favorable. Por otro lado, 77 por ciento refirió que la situación está entre “peor” e “igual de mala” que el año pasado, si sumamos ambos porcentajes, de manera que también la opción “igual de mala” fue espontánea, es decir, dicha voluntariamente por el encuestado sin que haya sido mencionada por el encuestador (persona que aplica el cuestionamiento).

En general, los datos señalan percepción negativa en gran parte de los entrevistados ante la actual situación económica del país, tanto para mujeres como para hombres, sin que esa variable marque una diferencia sustancial. Por edad, las personas entre 45 a 54 años son las que perciben una situación mayormente desfavorable, sumando 83.4 por ciento entre quienes la ven “peor” e “igual de mal”. Mientras tanto, las personas entre 55 a 64 años son quienes mejor la perciben, ello con un total de 24 por ciento entre las respuestas “mejor” y quienes la ven “igual de bien”. Es relevante que el grupo de edad que ve bien la situación no rebasa 25 por ciento. Los rangos de edad inclinan la balanza a la misma tendencia de percepción negativa.

El grado de escolaridad es otro punto interesante. Si bien no hay una tendencia distinta a la ya presentada —es decir, la percepción negativa de la situación económica del país prima sobre la positiva—, sí se puede destacar que quienes no tienen ninguna escolaridad son los más negativos al respecto: 82.4 por ciento opina que “peor” e “igual de mala”, por sólo 16.5 por ciento que piensa lo contrario (“bien” e “igual de buena”).

Ahora bien, sobre la población encuestada con grados de escolaridad, tanto para primaria como universidad y posgrado, la opción “peor” representa los rubros más altos con 48 por ciento. Trabajar, o no, influye muy levemente en las respuestas: 8.9 por ciento de las personas encuestadas con empleo afirma que la situación es “mejor”, ante 6.6 por ciento de quienes no laboran y piensan lo mismo. Sin embargo, no dejan de estar presentes los altos porcentajes de una respuesta totalmente negativa: 45.1 y 41.1 por ciento, respectivamente.

Asimismo, el ingreso tanto individual como familiar de los entrevistados hace valer la percepción negativa o positiva del contexto económico nacional. Quienes reciben a nivel familiar menos de un salario mínimo tienen las peores percepciones del contexto: 87.6 por ciento opina que la situación es “peor” o “igual de mala”. Los que creen que es “mejor” e “igual de buena” son quienes perciben entre tres y cuatro salarios mínimos, con 28.7 por ciento. A nivel individual, quienes perciben entre dos y tres salarios mínimos tienen la percepción más negativa, pues sólo 14.4 por ciento de ellos cree que es “mejor” e “igual de buena”. En el otro extremo, individuos con tres o más salarios mínimos son, lógicamente, los más optimistas: 31.5 por ciento percibe la situación “mejor” o “igual de bien”. Finalmente, vale la pena señalar que del ingreso familiar los dos rangos menores (entre menos de un salario y hasta dos salarios mínimos) presentan porcentajes similares (56 por ciento) de percepción negativa (respuestas “peor” e “igual de mala”) (véase tabla 1 en www.losmexicanos.unam.mx/indigenas).

Otra pregunta relacionada con este rubro es la siguiente: En general, ¿cree usted que el próximo año la situación económica del país va a mejorar o a empeorar? (véase gráfica 6). En este sentido, se le pidió a la población encuestada una proyección hacia un año de la situación económica del país, por lo que las respuestas se vincularon en 64.6 por ciento a las opciones “va a empeorar” y va a “seguir igual de mal”. Esta última opción fue dada espontáneamente por 32.9 por ciento de los entrevistados, lo que supone que, para ellos, la situación actual no ofrece un panorama alentador de cambio o mejora. Por el contrario, 28.9 por ciento de los entrevistados señalaron que la perspectiva hacia un año de la situación económica del país “va a mejorar” o “va a seguir igual de bien”; esta última mencionada espontáneamente por 10.6 por ciento. De nuevo, la percepción negativa prima entre los encuestados.

Gráfica 6

Fuente: Encuesta Nacional de Indígenas, Los mexicanos vistos por sí mismos. Los grandes temas nacionales, México, Área de Investigación Aplicada y Opinión, iij-unam, 2015.

Los datos señalan que tanto mujeres como varones coinciden en la proyección negativa y que ninguno de los dos segmentos se aleja de la media nacional de 64.6 por ciento por más de un punto, lo que sugiere que la variable no genera mayor diferencia de opinión en este sentido. Sin embargo, por edad parece más claro que las personas encuestadas entre 15 y 24 años son las que perciben un panorama positivo, sumando 36.1 por ciento entre las respuestas “va a mejorar” o “va a seguir igual de bien”. En sentido contrario, 70.4 por ciento de las personas entrevistadas con el rango de edad más alto, es decir, de 65 años y más (una amplia mayoría) son quienes más negativa perciben la situación económica del próximo año. A pesar de eso, vale la pena señalar que cinco de los seis rangos de edad sobrepasan la media nacional negativa, reiterando la tendencia.

Contar con un trabajo, o no, influye levemente en las respuestas: 33.8 por ciento de las personas con empleo encuestadas coinciden en que la situación “va a empeorar”, mientras que 30.2 de las que no cuentan con uno piensan en ese mismo sentido. Sin embargo, no se puede dejar pasar que en una suma de porcentajes, las personas desempleadas sobrepasan la media nacional en cuanto a una posición positiva (28.9 por ciento), al presentar 30.2 por ciento entre las dos respuestas (“va a mejorar” o “va a seguir igual de bien”).

El grado de escolaridad es igualmente interesante. La tendencia negativa continúa, pero es importante destacar que aquellos que presentan una escolaridad más alta (universidad o posgrado) son los más negativos: 69.8 por ciento opina que será “peor”. Ahora bien, para las personas con grado de escolaridad, tanto de secundaria como de preparatoria o bachillerato, la opción “va a mejorar” representa los rubros más altos con 32.3 y 29.3 por ciento, respectivamente. Ambas exceden la media nacional (28.9 por ciento).

En términos del ingreso, la percepción negativa ante la futura situación económica continúa en un alto porcentaje en general. Quienes perciben a nivel familiar menos de un salario mínimo tienen la siguiente expectativa: suman 84.6 por ciento entre las opciones “va a empeorar” o “va a seguir igual de mal”. En sentido contrario, quienes creen que “va a mejorar” o “va a seguir igual de bien” son quienes perciben más de cuatro y hasta cinco salarios mínimos, con 33.8 por ciento. Asimismo, en cuanto al ingreso individual, son los que perciben más de dos y hasta tres salarios mínimos quienes presentan la perspectiva más negativa de todas al sumar 82.6 por ciento, sólo 17.3 por ciento cree lo contrario (véase tabla 2 en www.losmexicanos.unam.mx/indigenas).

En otro rubro los encuestados fueron cuestinados en cuanto a su lugar de origen: ¿de qué estado es originario usted? (véase gráfica 7). Al preguntar a la población entrevistada por su estado de origen las cinco opciones con más respuestas son, en este orden: Veracruz, Sinaloa, Estado de México, Distrito Federal y Jalisco con 15, 9.5, 9.4, 9.3 y 8.8 por ciento, respectivamente. Entre los cinco concentran a la mayoría de los encuestados con 52 por ciento. En el otro extremo, las cinco demarcaciones que registran menos casos y donde, por tanto, prácticamente no hubo población entrevistada, fueron Quintana Roo, Colima, Durango, Nayarit y Campeche, todos con 0.1 por ciento del total de casos o menos. En ese recuento se considera por separado Veracruz, que por sí mismo y como ya se indicó, es la entidad con mayor porcentaje de población encuestada que reconoce ser originaria de ahí.

Gráfica 7

Fuente: elaboración de Rodrigo Peña con base en datos de la Encuesta Nacional de Indígenas, Los mexicanos vistos por sí mismos. Los grandes temas nacionales, México, Área de Investigación Aplicada y Opinión, iij-unam, 2015.

Ahora bien, los entrevistados que dicen ser originarios de Jalisco, Puebla y Sinaloa son quienes menor grado de escolaridad presentan. Todos ellos tienen, en primer lugar y en ese orden, “ninguna”. Incluso, para el caso de Jalisco, a ese dato se suma que es el segundo en donde hay más población originaria encuestada que sólo tiene educación primaria. La entidad occidental se coloca sólo después del Estado de México, que tiene 14.2 por ciento de población con origen en ese estado con únicamente educación primaria. En sentido contrario, la población que responde ser originaria del Distrito Federal, Sinaloa y Veracruz es la que mayor grado de escolaridad presenta (universidad o posgrado). Entre los tres, suman 45.5 por ciento de la población que dice tener ese grado educativo. De hecho, así como los encuestados originarios de Jalisco ocupan los primeros lugares entre quienes tienen menor grado de escolaridad, quienes son originarios de Sinaloa tienen los más altos niveles: 11.1 por ciento para escolaridad bachillerato (sólo después del Distrito Federal) y 19 por ciento con universidad y posgrado, primer lugar en ese rubro.

Adicionalmente, por nivel de ingresos individuales, destaca que las personas con mayores ingresos —de más de tres salarios mínimos al mes, rango más alto que permite la encuesta como respuesta— son originarios del Distrito Federal y Veracruz: 33.4 y 22.9 por ciento, respectivamente. Entre ambos suman la mayoría de las respuestas en ese rango, 56.3 por ciento del total.

Cuando los ingresos ya no son individuales sino familiares, los originarios de Veracruz son quienes más perciben (arriba de cinco salarios mínimos al mes), lo que coloca a este estado como uno donde los originarios reportan tener mayores ingresos tanto a nivel individual como familiar. El dato es relevante pues, como se mencionó anteriormente, Veracruz es la respuesta número uno de estado de origen entre todos los encuestados. Los originarios del Distrito Federal caen a la cuarta posición como los entrevistados con más altos ingresos familiares, por debajo de Jalisco, Sinaloa y el mencionado Veracruz. En sentido contrario, son los originarios de Sinaloa y del Estado de México quienes no perciben ingresos de manera individual; entre los originarios de Chiapas y Puebla está la mayor cantidad de encuestados con menores ingresos a nivel familiar. El caso de quienes provienen de Chiapas es llamativo, pues 28.1 por ciento del total de los entrevistados que declaran tener el más bajo rango de ingreso familiar (menos de un salario mínimo) es originario de ese estado. Puebla, incluso con el segundo lugar, le sigue de lejos con 15.4 puntos de diferencia (véase tabla 3 en www.losmexicanos.unam.mx/indigenas).

Cuando se les inquirió de qué municipio son originarios, el análisis de la muestra señala que la mayoría de los casos cayeron, de mayor a menor, en Mazatlán, Fresnillo, Xalapa, Guadalajara, Ahome y Pueblo Nuevo con entre 1.6 y 3 por ciento. De hecho, aparecen ahí varios municipios de Veracruz, estado con más casos dentro de la muestra nacional. Incluso la capital concentra 2.5 por ciento de los encuestados, además de Tuxpan, Poza Rica y Coatzacoalcos, en ese orden.

A su vez, el que registra más casos es el municipio sinaloense de Mazatlán, estado en donde también está Ahome. Entre ambos tienen poco más de 5 por ciento de los casos. El segundo municipio es Fresnillo, en Zacatecas, el tercero es Xalapa y, posteriormente, Guadalajara. Al final, los municipios de Pueblo Nuevo, Tapachula en Chiapas y la delegación Iztapalapa en el Distrito Federal, completan la lista de los municipios con más casos, al menos 1.5 por ciento del total para cada uno. El resto de la lista se completa con 340 registros más.

También se preguntó si el entrevistado es de un lugar distinto a donde se hizo la encuesta, ¿qué tan seguido va a su lugar de origen? (véase gráfica 8). Este es un ángulo útil para documentar la vinculación del entrevistado con su lugar de origen a través de cuestionar si suele o no viajar a él y la frecuencia con que lo hace. En principio es interesante que casi la mitad (48.1 por ciento del total), cayó en esta situación. De ellos, 27.7 por ciento son los que más desapego presentan al decir que “nunca” o “casi nunca” van a su lugar de origen, 35.5 responde que “cada seis meses” o “cada año”, y 28.7 lo visita en el rango de “cada semana” a “cada mes”. La pregunta, en general, reporta un alto número de personas que no contestaron: 6 por ciento. Esto ocurrió, sobre todo, en personas solteras entre 25 a 34 años. Por edad, las personas con mayor rango en la encuesta (de 65 años y más) son las que menos van a su lugar de origen: 28.6 por ciento declara que “nunca”. Mientras tanto, las personas de entre 45 y 54 años son quienes visitan con mayor frecuencia su lugar de origen: 35.2 por ciento lo hace entre “una vez a la semana” y “una vez al mes”.

Gráfica 8

Fuente: Encuesta Nacional de Indígenas, Los mexicanos vistos por sí mismos. Los grandes temas nacionales, México, Área de Investigación Aplicada y Opinión, iij-unam, 2015.

El hecho de que la persona encuestada trabaje o no, no parece hacer una diferencia relevante ante la pregunta, pues en todas las opciones de respuesta no se presentan diferencias grandes, salvo una de 5.6 por ciento entre quienes dicen viajar “cada mes”. Sin embargo, la escolaridad sí parece generar distinciones. Entre quienes tienen la más alta escolaridad (universidad o posgrado), 43.2 por ciento dice ir entre “una vez a la semana” y “una vez al mes”, mientras que sólo 18.2 por ciento de los entrevistados sin escolaridad lo hace así. En esa lógica, un dato interesante adicional, es que únicamente 1.9 por ciento de quienes poseen el más alto grado de escolaridad dicen “nunca visitar su lugar de origen”, dato muy por debajo de la media nacional de 10.9 por ciento y lejano a 17.1 por ciento de personas sin escolaridad que contestaron igual o 10.7 por ciento con educación primaria que respondieron también en esa dirección.

En el caso del ingreso, sí parece tener una mayor influencia en el grado de apego definido por las visitas al lugar de origen. Por ejemplo, quienes van mensualmente son los que individualmente perciben más de tres salarios mínimos al mes (el rango más alto reportado en la Encuesta) con lo que abarcan 58 por ciento del total. Por su parte, quienes no perciben ingreso o éste es menor a un salario mínimo, reparten sus respuestas entre “una visita al mes”, “cada seis meses” y “una visita al año” sin grandes diferencias entre sí (véase tabla 5 en www.losmexicanos.unam.mx/indigenas).

Al preguntar por el estado del que son originarios el padre y la madre del encuestado, ocurre una correspondencia amplia entre esos datos y el origen del propio entrevistado. Tan es así que los primeros ocho estados enlistados se replican tanto para el caso del padre como de la madre. Incluso, Veracruz y Sinaloa conservan en las tres preguntas el primer y segundo lugar, respectivamente. En el caso del origen del padre, las respuestas son de 13.5 por ciento para Veracruz y 9.8 para Sinaloa; y para la madre, 13.8 y 10.3 por ciento, respectivamente. En ambos casos, el Distrito Federal es el tercer origen más frecuente entre los encuestados: 8.5 por ciento para el padre y 9.2 para la madre. Jalisco, Estado de México, Puebla, Hidalgo y Chiapas completan, en ese orden, la lista de los ocho estados que aparecen tanto para el padre como para la madre.

La correspondencia es tal que sólo en un caso de esos ocho (Puebla), la diferencia en puntos porcentuales es mayor a 1. En el resto, la distancia se mide únicamente en décimas. La suma se acerca a 95 por ciento, por lo que requerirá sumar las respuestas “no sé”, cuando no contestan y “otros” en el que aparecen respuestas como “Wisconsin” o “Nuevo Laredo”.

Vale la pena destacar que el origen del padre de la mayor parte de los encuestados con altos niveles de escolaridad se ubica en Sinaloa, Veracruz, Estado de México y el Distrito Federal, en ese orden. Mientras que el caso del origen de la madre para la misma población, ésta se ubica en los mismos estados aunque en orden diferente: primero Sinaloa, le sigue el Estado de México, posteriormente Veracruz y, por último, el Distrito Federal. Mientras tanto, para la población sin escolaridad, la mayor parte de los padres tienen origen en Zacatecas y Veracruz con 16 por ciento de respuestas para cada uno y en el caso del origen de la madre, el más frecuente está en Puebla y Zacatecas.

Tal como ocurrió con el origen del encuestado, hay una gran cantidad de respuestas de quienes tienen el menor ingreso familiar (menos de un salario mínimo) en el sentido de que el padre (25.6 por ciento) y la madre (23.2 por ciento) son originarios de Chiapas. En sentido contrario, la mayor parte de los entrevistados con el más alto ingreso familiar tienen padre y madre originarios de Jalisco (15.5 y 12.8 por ciento, respectivamente) o Veracruz (15.0 y 14.7 por ciento) (véanse tablas 6 y 7 en www.losmexicanos.unam.mx/indigenas).

El último aspecto a considerar es sobre la pregunta de autoadscripción, en la que se inquirió sobre si la persona entrevistada se considera blanca, mestiza, indígena o negra (véase gráfica 9), cuyas opciones se dieron a conocer por el entrevistador. Al respecto se tiene que la mayoría se estima como mestizo, con 62 por ciento. Se dijeron blancos 20.5 por ciento; mientras que 9.7 se consideró indígena, lo cual quiere decir que dentro de la encuesta sobre indígenas también opinará gente que se asume como tal, de modo que ese cruce relacionado con quién dijo qué se verá en diversas preguntas a lo largo del libro. En el caso de asumirse como negros, 1.5 por ciento lo hizo. Llama la atención que 5.2 por ciento (un aproximado de 62 personas) haya dicho que no sabe, es decir, no precisan una manera acerca de cómo considerarse. Por último, 0.4 por ciento dijo que se estimaba de otra forma, sin referir cuál. Esta opción fue dada espontáneamente. No contestó 0.7 por ciento de los entrevistados.

Gráfica 9

Fuente: Encuesta Nacional de Indígenas, Los mexicanos vistos por sí mismos. Los grandes temas nacionales, México, Área de Investigación Aplicada y Opinión, iij-unam, 2015.

Queremos subrayar características en cuanto a quienes ocupan la mayor parte de encuestados: los mestizos. Destacan las categorías de 15 a 24 años como el rango de más entrevistados autoadscritos de esta forma quienes, en su mayoría, son mujeres que han alcanzado la universidad y el posgrado. Mientras que los indígenas encuestados son mayormente hombres de 55 a 64 años con primaria (véase tabla 8 en www.losmexicanos.unam.mx/indigenas).

Para dar comienzo al primer capítulo, cuyo objetivo es teórico, es necesario enfatizar desde un principio que los entrevistados son mayormente mestizos. Es importante aclararlo partiendo de estas nociones, sin perder de vista que existe también una participación por parte de personas que se autoconciben como indígenas. En este sentido, precisamos el carácter de autoadscripción que puede desarrollarse para sentirse identificado con una u otra opción, sobre todo en cuestión de la comunidad a la que pertenecen, el idioma que hablan, las tradiciones que tienen o el lugar del que son originarios, entre otros factores que permiten, de manera generalizada, crear lazos de pertenencia y consideración propia respecto de las categorías de blanco, mestizo, indígena o negro.

 

 

4. En este punto es importante señalar que las gráficas 1 a 4 corresponden a la sección sociodemográfica del cuestionario, por lo que su numeración pudiera coincidir con otras preguntas de la encuesta. Sin embargo, para su localización es preciso que el lector identifique esta diferencia, pues se enumerará la gráfica de acuerdo con el orden de aparición, pero el número que acompaña a la pregunta es el mismo que en el cuestionario.

5. En este punto se comienza a hacer referencia a preguntas del cuestionario, ya no de la sección demográfica.