Ser indígena en México. Raíces y derechos > Autores

PRESENTACIÓN


México es una nación con desigualdades socioeconómicas y diversidad cultural, cuyos orígenes, prehispánicos y coloniales, han permitido la continuidad de una sociedad que reconoce hacia dentro a los mestizos, los criollos (blancos), los afrodescendientes (negros)1 y los indígenas.2 Es por ello que, el reconocimiento entre estos grupos, en mayor o menor medida, forma parte de las dinámicas internas del país. Bajo esa línea, para dar cuenta de las concepciones, opiniones, percepciones, valores y actitudes que tenemos del otro es necesario gestionar formas de acercamiento y medición como indicadores. Razón por la cual, en la presente obra nos abocamos a trazar un informe analítico de la Encuesta Nacional de Indígenas 2015. Ésta tiene la particularidad de construir una mirada no indígena (pues gran parte de los entrevistados se consideran mestizos) hacia los pueblos originarios en pleno siglo XXI, aglutinados en la palabra indígena.3 Es así que se pretende explorar lo que significa ser indígena en México, en tanto raíz e identidad cultural a través del inevitable anclaje al pasado étnico y glorioso que, a su vez, se presenta como sociedad diferenciada que pugna por el reconocimiento y el establecimiento de derechos sin menoscabo de las identidades.

Para ello es necesario tomar en cuenta una cifra: 15.7 millones, que es la cantidad de personas que se ubican actualmente como indígenas, ya sea por reconocimiento propio o porque la institución, en este caso el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), plantea el cumplimiento de ciertas características territoriales o lingüísticas relacionadas con “ser indígenas”.

Respecto al tema hay, por supuesto, una vasta producción bibliográfica, tanto científica como literaria, sobre los múltiples y numerosos ángulos y facetas que significan evocar a lo indígena con respecto de lo mexicano. En este libro, específicamente, damos cuenta de cómo se mira a los indígenas desde distintos escenarios etnosociales (mestizo, blanco y negro, respectivamente) y lo que encontramos son imaginarios cargados de conflictos, interrogantes y experiencias cotidianas; pero también de ausencias o evocaciones, es decir, la sociedad no indígena pareciera que sabe poco de la diversidad étnica actual. En los escenarios indígenas siempre se hace presente la contradicción de manera fluida e incontenible. Contradicción que retumba, por un lado, entre los arquetipos, la valoración por el pasado, las raíces, los ancestros y, por otro, los estereotipos, los prejuicios raciales, la pobreza y la marginación.

Con esas directrices, es que el análisis de los datos de la Encuesta refleja este panorama, el cual oscila entre el arquetipo y el estereotipo que el antropólogo mexicano Fernando Benítez hiciera célebre en la década de los sesenta, al nombrar al “indio muerto” y al “indio vivo”. Estos extremos, que parecen tirantes, se exhiben continuamente en las venas de México, lo cual nos conduce a volver la atención a temas y conceptos clásicos para hacer una evaluación y revisión de los cambios y transformaciones de las sociedades indígenas y lo que se piensa de ellas en lo que va del siglo XXI. Esta consideración sitúa tres niveles de análisis para la obra: el “indio muerto” (acaecido en las tradiciones y las costumbres de un indígena que fue), el “indio tolerado” (aquella valoración positiva apenas perceptible y medible) y el “indio vivo” (aquel sujeto enmarcado en sus luchas y procesos cotidianos del indígena que fue y sigue siendo).

Es preciso aclarar que las tablas a las que haremos referencia pueden encontrarse en el siguiente enlace para su consulta pública: www.losmexicanos. unam.mx/indigenas. Estos recursos contienen información cruzada con distintas variables sociodemográficas de los encuestados, así como su adscripción (su propia consideración acerca de si son blancos, mestizos, indígenas o negros).

El orden a través del cual basamos la presente obra proviene principalmente de dos fuentes: una institucional, que parte de las cifras contenidas en documentos oficiales que delinean el contexto de los indígenas y la normativa que existe respecto de ellos y una perceptual, la cual proviene de los resultados de la Encuesta Nacional de Indígenas, dirigida por la UNAM. Esta última es el insumo primordial del presente texto, pues lo que se ha obtenido de ella es una revelación de opiniones, valores y actitudes que la población entrevistada posee respecto de un grupo específico de la sociedad: los indígenas. De este modo, se ha trazado un puente entre ambos elementos informativos a través de la interpretación teórica que se ha propuesto. Resumimos el contenido de la siguiente manera: en el primer apartado, que hace referencia al perfil de los entrevistados y entrevistadas, tenemos como objetivo dibujar a los encuestados de manera general, de modo que las respuestas referidas en los capítulos puedan contextualizarse y así el lector pueda ubicar quién dijo qué.

En el primer capítulo, titulado “Estado-nación y multiculturalismo”, encuadramos el enfoque teórico a través del cual se hizo una revisión del concepto de nacionalismo y cómo sus tres etapas principales han contribuido en la formación del Estado soberano a través de la independencia (primer tipo), el Estado como forjador de la nación y la patria por medio de las instituciones (segundo tipo), y el Estado como propuesta de multiculturalidad y plurinacionalidad (tercer tipo).

En el segundo capítulo, “Datos y cifras de los pueblos indígenas hoy”, retomamos la información que existe respecto de elementos como la adscripción, el asentamiento, las regiones indígenas, la pobreza, la alimentación, la salud y la mortalidad, así como la lengua, la educación, vivienda e infraestructura, la gestión, producción, comercialización, participación y las problemáticas que la población indígena enfrenta. Estos indicadores son referidos en el Diario Oficial de la Federación en el año 2014.

En el tercer capítulo, “La política pública del indigenismo”, se hace un tratamiento específico respecto del segundo tipo de nacionalismo, en el que el indigenismo para México es parte de una política pública en la que se ve al indígena como menor de edad, por lo que tanto la tutela como la significación de qué es y cómo debe ser un indígena, corre a cargo del Estado.

Como una extensión de esta reflexión encontramos en el capítulo cuatro, “Raíces: indio muerto”, el primer nivel de análisis al que hemos querido hacer referencia inicialmente: aquél en que el indígena es visto como un elemento del pasado que sirve a los objetivos del indigenismo como modo de unificación.

En el quinto capítulo, “Racismo, exclusión y discriminación”, se analizan las mencionadas variables en torno a las preguntas y resultados arrojados por la encuesta y en el sexto capítulo, “Derechos: indio vivo”, se atiende al tercer tipo de nacionalismo, en el cual el presente como modo de apropiación y resurgimiento permite a los indígenas contemplarse no sólo como pasado, sino aún más como presente.

Finalmente, en las conclusiones nos dedicamos a responder ya con todo el desarrollo analítico previo, la pregunta: ¿ser indígena en México es una ventaja?, para lo cual destacamos tanto los principales puntos tratados en los capítulos, como las respuestas a la pregunta eje.

Antes de dar comienzo, queremos agradecer a Ivonne López Morales y Yatzil Amelina Narváez Carreño por su asistencia puntual en la preparación de esta obra. A su vez, es preciso enfatizar que en las posteriores líneas apostamos por el hecho de que una fase nueva está por construirse dentro de la ola de derechos y reconocimientos que exigen estar presentes para diversos grupos, entre ellos los indígenas, en la estructura democrática del Estado-nación.



1. Al respecto queremos apuntar que, si bien la denominación “afrodescendiente” parece ser la categoría más usada por su carácter preciso y correcto en el sentido histórico y político, en este texto utilizaremos el término “negro”, pues así se creó la pregunta en el cuestionario que sirvió para la Encuesta Nacional de Indígenas. Por lo tanto, respetaremos el concepto y su correspondencia con la investigación y el resultado. En la redacción del cuestionario se utilizó este término dado que durante el piloteo de éste no se comprendieron los términos “afrodescendiente”, “afromexicano” o “perteneciente al pueblo negro”. La Encuesta Intercensal 2015 (INEGI, sin publicar) incluye la pregunta: ¿De acuerdo con su cultura, historia y tradiciones, se considera negra( o), afromexicana(o) o afrodescendiente?, que buscó que la población eligiera la palabra con la que se identifica. La utilización de estos términos busca que las comunidades las comprendan y constituye el reconocimiento del “pueblo negro afromexicano” para contabilizar a sus habitantes.

2. En relación con los migrantes es importante hacer consideraciones al respecto, tanto de las dinámicas como de los procesos de reconocimiento. Para ello, recomendamos la obra de Cristina Blanco, (2000). Las migraciones contemporáneas. Madrid: Ciencias Sociales/Alianza Editorial.

3. En este punto es preciso señalar que el uso de la palabra “indígena” termina por invisibilizar el nombre étnico de cada lengua con la cual la política pública indigenista reconoce a ciertos grupos diversos habitando, sea por origen o migración, toda la República mexicana. “Un rasgo fundamental de la población indígena es su diversidad y pluralidad. Los indígenas mexicanos no son un cuerpo homogéneo. Por eso, si bien, en México existen 68 pueblos indígenas que se corresponden con las 68 lenguas que se hablan a lo largo de todo el país, lo cierto es que entre ellos y a su interior se vive una pluralidad lingüística, cultural e incluso religiosa. El mundo indígena en México es complejo y diverso. Deviene de muchos orígenes y vertientes. Por un lado existen grupos indígenas con una muy rica veta milenaria que se refleja en sus lenguas y costumbres pero también existe otra veta que se desprende de las relaciones de convivencia y dominación de la etapa colonial. Se puede observar que los pueblos indígenas pese a compartir historias y relaciones de dominación y exclusión similares, plantean proyectos diferentes de desarrollo” (Diario Oficial de la Federación, 2014, http://www.dof.gob.mx/nota_detalle.php?codigo=5343116&fecha =30/04/2014).