La otra brecha digital. La sociedad de la información y el conocimiento > Introducción

Introducción

Issa Luna Pla *
Julio Vicente Juárez Gámiz **


A principios de la década de los ochenta, ciudadanos de distintas partes del mundo comenzaron a escuchar con mayor frecuencia sobre la existencia de lo que, difusa y pomposamente, se llamó “sociedad de la información”. Múltiples aspectos de la vida cotidiana de millones de personas, desde el desempeño laboral hasta la manera de administrar el tiempo libre, comenzaron a explicarse entonces desde un marco de significado construido en torno a dos premisas tan básicas como incuestionables.

Primero, que cada uno de los miembros de la sociedad era partícipe de una “aldea global” en donde la información y el conocimiento fluirían sin ataduras ni restricciones. Segundo, que las nuevas tecnologías de la información y la comunicación serían los principales elementos que habilitarían una sociedad plena de conocimientos al margen de condicionamientos ideológicos o políticos.

Muy pronto el paradigma de la sociedad de la información llegó a los pasillos de la política y a los espacios jurídico-administrativos del Estado para comenzar a delinear, al menos en su entendimiento más básico, los contornos y las fronteras espacio-temporales que le darían una forma abstracta pero global a la sociedad de la información. Como objetivo político- económico, ésta consiste en acciones para buscar el crecimiento productivo de la sociedad, pero también en que las personas y comunidades puedan acceder y aprovechar las oportunidades ofrecidas por la sociedad de la información, participando asimismo en su construcción (Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información, 2003).

Es así como la narrativa del progreso y el bienestar mundial quedaron atadas a una noción de pertenencia; las sociedades de antes deberían reconocerse, desdibujarse y vaciarse en esta nueva sociedad de la información. A la connotación libertaria y armonizadora le acompañaba, hay que decirlo, una fuerte apreciación normativa. Establecida la meta y sus ventajas modernizantes, esta nueva sociedad traería prosperidad para todos, al tiempo que revolucionaría las relaciones de poder hasta ahora marcadas por la verticalidad política y cultural del siglo xix y la concentración de los medios de producción y validación del conocimiento, la información y la cultura características de la primera mitad del siglo xx.

Los paradigmas optimistas de la sociedad de la información se encuentran en discusión actualmente con la diversificación de la tecnología y su uso entre las comunidades y entre los países (Ibrahim, 2012). Sin embargo, el concepto se usa siempre en singular, totalizante, hay una sociedad de la información carente de un centro específico y un orden preestablecido.

Otros procesos socioeconómicos comenzaron a empalmarse con la noción primigenia de la sociedad de la información. La idea misma de la globalización creció paralelamente transfiriéndole las mismas tensiones paradigmáticas definidas en torno a la lógica de la liberación versus la del control. Oposiciones en la mayoría de los casos artificiales dada su dicotomía limitante. O la sociedad de la información haría a las personas más libres, o ella misma dotaría de mayor poder a las élites político-empresariales ya establecidas.

Los cambios sustantivos en torno a la naturaleza y dinámica de las relaciones sociales construidas dentro de una sociedad red, para usar la definición clásica de Castells (2009), comenzaron a desgastar la plusvalía inicialmente totalizante de la información per se para llevarla al terreno del conocimiento. Ambas concepciones, sociedad de la información y sociedad del conocimiento, quedarían ligadas íntimamente aunque nunca podrán ser equiparables ni mucho menos sinónimos una de otra.

Ello promovió un nuevo debate en torno a la transformación, en absoluto automática, de la sociedad de la información en la del conocimiento. ¿Cómo y para qué hacer tal distinción?, ¿qué elementos tendrían que aparecer para llevar el simple almacenamiento de información a la construcción de un saber?, ¿qué implicaciones tendría este nuevo saber, ahora construido desde la tecnología, para los cientos de miles de personas que a diario ingresan a las estadísticas que buscan medir operacionalmente las fronteras que delimitan la geografía socioeconómica de la sociedad del conocimiento?

Nuestro estudio pretende contribuir al entendimiento del fenómeno de las sociedades de información y del conocimiento mediante estudios empíricos, pero con una particularidad raramente localizada en la literatura en la materia. Los datos que analizamos no provienen de experimentos aplicados a comunidades; tampoco analizamos culturas y su transferencia tecnológica. La intención del estudio es analizar el estado del arte de la sociedad de la información mexicana desde la mirada de los propios mexicanos, desde su percepción y experiencia personal como integrantes estructurales de una sociedad de la información.

La herramienta central de este estudio es la Encuesta Nacional de Sociedad de la Información. Los mexicanos vistos por sí mismos. Los grandes temas nacionales, coordinada por el área de Investigación Aplicada del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México, 2015. La encuesta refleja la opinión de los mexicanos en diversos temas vinculados con el concepto general de la sociedad de la información, pero a partir de tres ejes temáticos que nosotros planteamos y que son operativos para entender los fenómenos a partir de: uno, el uso y consumo de medios de comunicación masiva tradicionales; dos, el impacto económico de la tecnología en la vida de los mexicanos, y tres, el impacto en la democracia y participación ciudadana.

Este estudio ofrece algunas respuestas a diversas preguntas generales que han quedado poco atendidas en nuestro país. ¿Cómo ha transformado la tecnología a la sociedad mexicana?, ¿se puede decir que en México tenemos una sociedad del conocimiento, o una sociedad de la información?, ¿contamos en México con un flujo de información o de conocimiento? Al tener información e inclusión tecnológica, ¿cómo pueden transformar su vida los mexicanos para participar en democracia y acceder a la riqueza?, ¿qué tipo de información recibe la sociedad mexicana y para qué le puede servir en su desarrollo humano?

En la primera parte ofrecemos algo que resulta básico describir, y es la idea que tienen los mexicanos del desarrollo tecnológico que les ha tocado vivir. Interpretamos aquí una respuesta abierta que buscaba recoger, en una impresión lo más natural y abierta posible, la primera asociación que hace una persona en este país con las palabras “desarrollo tecnológico”. Como se ha demostrado en diversos estudios cualitativos, en el tema de la sociedad de la información también encontramos paradojas y contradicciones en la manera de percibir la realidad de los mexicanos. Aunque pareciera ampliamente contradictorio, al parecer los mexicanos comprenden la importancia de la tecnología aunque no están muy dispuestos a sacar la mayor de sus ventajas. Esta primera parte nos sirve como base para comprender la individualidad del mexicano en el tema y su manera de entenderlo en colectividad.

En la segunda, tercera y cuarta parte de este libro nos enfocamos, en ese orden, a analizar las respuestas dirigidas a los tres ejes operativos de la sociedad de la información: el consumo de medios de comunicación; el uso de la tecnología y su impacto en el desarrollo económico, y la tecnología en la vida democrática y la participación ciudadana. En estos capítulos buscamos dar respuesta a las preguntas: ¿Cómo es el consumo mediático de los mexicanos y para qué lo usan?, ¿qué hábitos de uso de la tecnología han adquirido y cuáles son sus fuentes de información actual?, ¿qué impacto ha tenido la tecnología en las relaciones sociales y comunicativas, en la vida económica de las personas y en la vida en democracia?

Finalmente, presentamos algunas ideas conclusivas a las preguntas estructurales de la sociedad de la información y del conocimiento. ¿Es posible afirmar que la penetración y el uso de la telefonía celular ha provocado desarrollo en México?, ¿cómo podría traducirse en desarrollo y participación en la vida democrática de este país el flujo de información y el uso de medios? Nuestras conclusiones plantean diversas líneas abiertas para continuar investigando sobre estas sociedades en México, y algunas reflexiones del aprendizaje que este proyecto nos ha otorgado.



* Investigadora del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM.
** Investigador del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanudades de la UNAM.